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En medio de la euforia mundialista, a lo largo de junio se produjo una serie de novedades que modificó sensiblemente el tablero político. Por un lado, y de forma un tanto sorpresiva, Ricardo Alfonsín se impuso al aparato tradicional de la UCR en la interna del partido en la provincia de Buenos Aires. Pese a que el vicepresidente Cobos no hizo campaña directa por la lista alternativa, inevitablemente el triunfo consolida las chances de Alfonsín de cara a las presidenciales y abre un interrogante significativo con respecto al futuro del vicepresidente. De ser el caso, es una muy mala noticia para el kirchnerismo: se trata de un adversario más complicado ya que puede robarle votos “por izquierda” a la vez que aumentan las chances de que se reedite la experiencia del Acuerdo Cívico y Social que tuvo lugar en las elecciones de junio de 2009 (conglomerado más difícil de aglutinar en torno a la figura de Cobos).

Por otro lado, el mosaico variopinto que es el Peronismo Federal dio señales (todavía embrionarias) tendientes a construir una alternativa justicialista unificada al kirchnerismo. Si bien por el momento el principal efecto amalgamador es el anti-kirchnerismo, la imagen de un peronismo disidente que, al menos por el momento, se muestra unificado y postergando las discusiones por las candidaturas tampoco le resulta cómoda al Gobierno.

Luego de algunas dudas (mezcla de errores en el diseño de la propuesta –subestimación de las tenencias minoristas- y un empeoramiento de la situación económica europea) finalmente el canje de la deuda en default obtuvo un resultado entre bueno y aceptable, pero por debajo del valor al cual se habían comprometido los tres bancos asesores. El Gobierno no logró obtener fondos frescos, objetivo que era el único motivo por el cual había aceptado realizar una nueva oferta a los bonistas. Así, se avanza sensiblemente en lo referido a la cuestión de los hold-outs, ya que habiendo arreglado el 92% de la deuda en default es esperable que los tribunales internacionales tengan una posición más condescendiente con respecto a los embargos. Si bien es un paso muy importante, lo cierto es que hasta tanto no se aborden integralmente los temas pendientes de la agenda económica (Club de París, INDEC, combate en serio a la inflación, etc.) la prima de riesgo país seguirá siendo muy elevada (actualmente triplica a la brasileña), lo que seguirá impidiendo el retorno a los mercados voluntarios de crédito.

En el ámbito parlamentario, la media sanción en la Cámara de Diputados del proyecto que establece el 82% móvil para la jubilación mínima pone en un brete al Gobierno. Pese a que la intención de la oposición es esencialmente forzar el veto presidencial (en caso de que obtenga sanción en Senadores), el Gobierno queda en una situación incómoda: luego de utilizar los recursos de la ANSES de forma discrecional y para financiar los proyectos más variados, resulta muy complicado políticamente justificar ante la opinión pública el veto debido al altísimo costo fiscal de la medida (en torno a los $ 30.000 M).

Mientras tanto, el Gobierno sigue expandiendo fuertemente el gasto público. Dado el impresionante incremento que ha tenido lugar durante la gestión kirchnerista, el presente informe realiza una comparación internacional con respecto al tamaño del Estado y a la estructura tributaria vigente en la Argentina. Adicionalmente, y dadas las perspectivas de una aceleración del ritmo de crecimiento del gasto de cara a las presidenciales de 2011, se realiza un análisis pormenorizado de las perspectivas fiscales para el próximo año y los potenciales riesgos de mediano plazo.

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