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En las condiciones actuales resulta cada vez más complejo generar un informe mensual cuyas conclusiones puedan mantenerse en el tiempo.
La dinámica de cambios internacionales y nacionales es prácticamente instantánea. El escenario se altera en forma permanente. Los mercados internacionales se encuentran inmersos en un “serrucho”, siendo muy sensibles a los anuncios gubernamentales de las potencias.
El Gobierno Nacional, de frente a un escenario económico complejo, recibió pésimas noticias políticas (derrota en Catamarca con impacto nacional, adelantamiento de elecciones en jurisdicciones con malas perspectivas como Capital Federal y Santa Fe) y reaccionó con una apuesta (adelantamiento de las elecciones de medio término) que presenta como “todo o nada”. Para ello tuvo en cuenta que:
- No podía permitirse llegar a Octubre en un escenario político que lo tuviera de derrota en derrota, pues ello desalentaría a su núcleo duro (el peronismo) que siempre juega a ganador, siendo permeable a una irremediable diáspora hacia el peronismo disidente;
- La unificación de las elecciones, y principalmente su carácter plebiscitario, limitaba la posibilidad de que gobernadores e intendentes justicialistas provincializaran las elecciones, tomando una actitud más prescindente de la suerte del poder central;
- La oposición, más que dispersa, encontraría graves in-convenientes para generar en un tiempo tan corto alternativas con posibilidades reales de pelear en la Provincia de Buenos Aires (la madre de todas las batallas);
- El deterioro de la actividad económica y de los indica-dores sociales y de empleo, sería menor en junio que en octubre;
- Podía concentrar la utilización de su debilitada Caja en un plazo de tiempo más breve.
Sin embargo, el resultado final puede no ser tan positivo para el Gobierno.
El primer efecto no previsto del adelantamiento fue de índole económico: fuga de capitales, presión sobre el mercado cambiario y suba del riesgo país.
Adicionalmente, el “plebiscito” profundiza la parálisis generalizada de la actividad económica, en atención a la gran in-certidumbre existente respecto de lo que pueda ocurrir el “día después”. Las decisiones económicas naturalmente se postergan a la espera de una profundización (en caso de victoria del kirchnerismo) o de una corrección (en caso de derrota) del rumbo económico.
Por otra parte, el mayor poder de fuego de la Caja se diluye con la proximidad de las elecciones. Lloverán promesas de obra pública, pero será muy poco lo que pueda verse materializa-do antes de las elecciones. Por ello, el disciplinamiento político sólo se logrará compartiendo la Caja (algo que en nuestro informe mensual anterior preveíamos para después de Octubre). En tal sentido puede entenderse el anuncio de co-participación de una parte de las retenciones a la soja y la permeabilidad del Gobierno Nacional para efectivizar el pago de obligaciones pendientes que tenga con gobernadores e intendentes. Quiénes apoyen en la campaña cobrarán sus deudas, mientras que quiénes no lo hagan seguirán esperando.
Finalmente, al asignarle un carácter plebiscitario a los comicios el Gobierno Nacional ha logrado generar impensados acuerdos y realineamientos en la oposición. Prueba de ello es la decisión del peronismo disidente de la Provincia de Buenos Aires de presentar en la misma lista a Francisco de Narváez y Felipe Solá, opción electoral que hoy cuenta con posibilidades reales de triunfo.