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La coyuntura actual va moldeando lo que será la nueva estructura, esto que es aplicable tanto a economía como a otros sistemas, sin dudas nos lleva a reflexionar sobre algunos puntos de cómo está funcionando la economía en sus diferentes aspectos. En informes anteriores abordamos la cuestión de la crisis sanitaria de una manera más integral, en este informe nos vamos a concentrar en el funcionamiento del mercado de cambios. Un mercado que es neurálgico, que genera (in)eficiencia micro que impactan fuertemente en las variables agregadas.
El actual mercado de cambios funciona de manera, al menos, desprolija. Suficiente con ver la cantidad de normativas que se fueron imponiendo a lo largo de los últimos meses y las que parece que seguirán apareciendo. El BCRA hoy no puede tener una política monetaria, pero entendemos que podría tener una mejor política cambiaria.
Buena parte del enredado funcionamiento del sistema actual consideramos que se debe a la inclusión de normativas sobre el mercado que heredó la actual gestión. En parte nunca se hizo un diagnóstico acerca de cómo mejorar el mismo. La convivencia de, al menos, 5 tipos de cambio algunos legales, otros ilegales, algunos que el BCRA puede regular y otros que no, pero lo intenta da una sensación de caos pero más aún, genera costos altísimos en materia de eficiencia y fundamentalmente distorsiona el vector de precios relativos que se organiza en base a este.
El no diagnóstico de la situación se salteó la discusión de tipos de cambio múltiples para la cuenta corriente, la cual bastante antigua, por lo general se ha solucionado con los tradicionales instrumentos de política arancelaria. Aquí con atraso en el tipo de cambio comercial.
Peor aún, los múltiples tipos de cambio que ahora existen para transacciones de cuenta financiera demuestran que nunca Argentina se planteó la discusión acerca del grado de integración y grado de apertura de su cuenta financiera, cuestión que hoy no es problema porque estamos vetados de los mercados internacionales, pero que sin dudas en algún momento volverá a estar en agenda. Aquí con regulaciones funestas.
En parte la cuestión nunca resuelta es si Argentina puede tener un mercado único y libre de cambios, algo que pareció ser la normalidad pero que funcionó correctamente solamente en un período extraordinario para la historia de la macroeconomía argentina, el período 2003-2008. Período de superávits gemelos.
Luego de eso vino el problema de los desequilibrios en los fundamentals macro, déficit gemelos, fuerte dolarización con restricción a compra de dólares para atesoramiento, luego apertura de la cuenta financiera indiscriminadamente, el consecuente sudden stop y la catarata de regulaciones con las que vivimos, regulaciones no macroprudenciales, regulaciones que corren por detrás del mal funcionamiento y que siguen generando distorsiones.
Tanto esfuerzo por controlar un precio debería funcionar como evidencia que algo no está andando bien. Unificar y volver al MULC actualmente no es posible, el dólar de cuenta financiera contagiaría el nivel y la volatilidad que amerita el comercial. Argentina va a volver a poder funcionar con un mercado único y libre de cambios una vez que resuelva los desequilibrios fiscales y monetarios, mientras tanto habrá que conformarse con políticas de segundo mejor. En este sentido, es que un mercado formalmente desdoblado puede ser un camino hacia una normalidad.
No cualquier desdoblamiento, sino uno que garantice un dólar competitivo y estable a mediano plazo que compense el gap de productividad que el país no tiene con un dólar volátil de cuenta financiera. Estabilidad real para las decisiones de mediano plazo y volatilidad de corto para no generar seguros de cambio.
Las experiencias de desdoblamiento cambiario no tuvieron buenos resultados, pero el origen de las crisis no fue el funcionamiento del mercado de cambios, sino la no resolución de problemas reales. Tampoco otros regímenes cambiarios fueron exitosos, echarle la culpa al ordenamiento de un mercado es invertir el orden de causalidad, buscar un culpable o al menos no comprender los problemas estructurales de nuestra economía.
Un mar de confusiones
Es conveniente formalizar el desdoblamiento cambiario?