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La toma del Parque Indoamericano en Villa Soldati, además de poner de manifiesto la ausencia del Estado en todas sus formas y la incapacidad de generar mecanismos institucionales para la solución de conflictos, hizo explícito que, pese al crecimiento económico de todos estos años, la cuestión social sigue siendo una asignatura pendiente en la Argentina. Adicionalmente, alteró el clima de tranquilidad política que siguió al fallecimiento de Néstor Kirchner.
La zozobra generada por las imágenes de violencia y la multiplicación de las tomas, sumado a los distintos faltantes de las últimas semanas (energía eléctrica, nafta, billetes de $100) afectaron la ponderación de la imagen presidencial genereda por su viudez e implicó una caída de 10 pp porcentuales en su intención de voto. Más allá de los esperables vaivenes en la imagen presidencial, lo cierto es que las elecciones están muy lejanas en la consideración de la opinión pública y todavía no está nada claro el panorama de la oposición. Como mencionamos oportunamente, la muerte de NK le quitó el faro de referencia política a toda la oposición y todavía se está en un proceso de decantación y reordenamiento, que probablemente termine convergiendo en las candidaturas de Alfonsín, Macri y Carrió. Teniendo en cuenta que se inicia un proceso de diferenciación de cara a las presidenciales, es muy poco lo que se puede esperar en materia de coordinación legislativa en 2011 por parte de la oposición.
En términos económicos, el 2010 deja un crecimiento superior al inicialmente esperado pero al costo de una mayor inflación, un acelerado proceso de apreciación cambiaria y prácticamente sin generar empleo. Adicionalmente, se observa una alta concentración del crecimiento en unos pocos sectores. Como consecuencia del salto inflacionario, se produjo un deterioro de los indicadores sociales que prácticamente evaporó la mejora generada por el programa social más importante de los últimos 50 años: la Asignación Universal por Hijo.
De cara al año próximo, el Gobierno intentará replicar el 2010: con una combinación macro claramente expansiva (y con un peso aún mayor del componente fiscal) esperamos que la economía crezca en torno al 5% pero con una inflación algunos puntos porcentuales por encima de la de este año. Naturalmente, con un tipo de cambio nominal que se moverá en el margen, el resultado será una mayor apreciación real del Peso. Si bien todavía existe margen por el lado cambiario (dependiente en buena medida de la situación en Brasil y los precios internacionales de los commodities), esta configuración macro no es sostenible mucho más allá del corto plazo. ¿Será el mismo gobierno que hizo del tipo de cambio real alto una de sus principales banderas de política económica el que inicie una etapa de endeudamiento externo con sobrevaluación cambiaria?