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La economía mundial parece haber encontrado su piso en el segundo trimestre. Al compás de la percepción generalizada de que lo peor de la crisis, en términos de nivel de actividad, quedó atrás; los mercados financieros vienen mostrando un rally alcista de las cotizaciones luego del piso de marzo pasado.
Si bien se mantienen dudas estructurales con respecto a la vigorosidad de la recuperación de la actividad de la economía mundial en 2010, lo cierto es que un contexto internacional más favorable resulta una excelente noticia para la economía argentina. De hecho, los rendimientos de los títulos públicos argentinos experimentaron una fuerte caída que posibilitó recuperar el terreno perdido con los ruidos domésticos (estatización AFJPs, adelanto eleccionario). Así y todo, todavía se encuentran claramente por encima de los bonos brasileños.
Como consecuencia de la depreciación mundial del dólar y el fortalecimiento del real en Brasil, la expectativa de devaluación del peso disminuyó sensiblemente y moderó la dolarización de portafolios en agosto. Este mejor clima financiero no tiene correlato en el nivel de actividad. Si bien la economía argentina también parece haber encontrado su piso, la evidencia de los indicadores de actividad es mixta (excepto algunos sectores puntuales que se beneficiaron del mejor clima externo, como por ejemplo el automotriz). En nuestra opinión, sin un cambio significativo en el clima de negocios la Argentina mostrará, a diferencia de los principales países latinoamericanos, un crecimiento anémico en 2010.
Los principales desafíos de la economía para el año próximo se centran en la cuestión fiscal (un Gobierno Nacional escaso de recursos que deberá afrontar reclamos crecientes de las provincias por una distribución más justa de los recursos), la inflacionaria (debido a la utilización del BCRA como auxilio del Tesoro) y la conflictividad social (especialmente en un contexto de letargo de la actividad económica). No obstante, en el último tiempo la discusión política se encuentra monopolizada por el tratamiento en el Senado de la nueva Ley de Radiodifusión, con la cual el Gobierno cree que se juega buena parte de sus chances de seguir siendo una alternativa de poder de cara a las presidenciales de 2011. Luego del sorpresivo paseo en Diputados (donde se conjugaron virtudes propias como errores de la oposición), el trámite está resultando más complejo en el caso de la cámara alta.
Así y todo, la oposición (tanto la interna del PJ como la externa) parece ser la principal fuente de fortalecimiento del kirchnerismo. Hacia dentro del PJ, Reutemann sigue envuelto en sus dudas y salió con magullones de las elecciones de Santa Fe, Scioli decidió preservarse en el ámbito bonaerense y los gobernadores que revalidaron títulos en las últimas elecciones acallaron sus críticas. Por el lado de la oposición el panorama es aún más complejo, ya que el apoyo en general del socialismo al Proyecto de Ley de Radiodifusión generó ruido en sus socios y la habitual intransigencia de Carrió amenaza con hacer explotar por el aire todo lo conseguido en junio con el Acuerdo Cívico y Social.
Este contexto facilita al kirchnerismo el aglutinamiento en torno a su núcleo de votantes, estimado entre en 25%-30%. Así se explica no sólo las batallas emblemáticas que el Gobierno elige dar actualmente sino también las que vendrán. Las tensiones asociadas que las mismas generan no contribuirán ciertamente a mejorar el clima de negocios, por lo que prevemos una letanía económica duradera.